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jueves, 23 de diciembre de 2010

Cuando él miente

Espero poder algún día aprender a escuchar algo más que al corazón, saber que las palabras sin acciones no son nada, que las palabras y sus intenciones no cambian por mucho que desee.

Tantas ocasiones, el mismo papel he jugado: el mentía y yo le creía.

Que si “sin ti estoy perdido”, “tu amor me complementa”; tantas estrategias: jugar con el destino, atacar con detalles, artimañas para atentar contra mi corazón.

Por lo menos debo agradecer lo “poquito” de su mente y viveza, que me permitió descubrirlos una y mil veces, y es que eso de que él me mintiera parecía imposible y resultó extra fácil.

Según, ningún hombre “soporta” ver llorar a una mujer, tampoco soporta ver una mujer “mal parada” porque ahí se lanza a pescar.

Culpas hacen al culpable, tanto que pensar y comprobar la soledad, la atracción; el autoestima juega con el valor de una mujer y el hombre juega a apostar por un módico precio.

Puede que seamos felices, que nos sumerjamos en el amor, que nos sintamos completos, pero les aseguro todo cambia en cuando descubrimos que él mentía.

Vale nada la amistad, los recuerdos y el “amor” en cuanto una mentira sale a flote, se hala entonces la cuerda y de tantas mentiras enfiladas, se derrumba hasta el más prestigioso castillo.

Mi corazón se envejecía cada vez que él mentía.

Mentir es atentar contra el amor y la vida.

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