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viernes, 24 de febrero de 2012

El regalo justo

Desde siempre he pensado que nuestra mirada se pierde justo en el punto en el que Dios se dispone a obrar.

Que aunque no reencarnamos, en ocasiones nos reencontramos con amigos que parecen ser de antaño, seres que pueden tocarte el alma mucho más que el cuerpo.

No podemos entonces precisar el poder de lo intangible pues cuando prestamos atención aún sin mirar, podemos ser objeto de la magia.

Resulta imposible a final de cuentas ser menos soñador, porque cuando somos fiel al corazón, ser payaso o salvador da una misma sensación; si mantenemos nuestro espíritu gentil, si a pesar del entorno, logramos separarnos y hacerlo algo mejor.

Hay fronteras que no alejan, diferencias que terminan por hacernos cosquillas, porque logramos traducir el mensaje, en medio de lo espontáneo habita Dios, justo en el centro de todo aquello que nos reta, que nos hace reír en medio de caras largas, aquel buen deseo por quien recién conoces y te dibuja una sonrisa porque te hace mejor y te da razones para agradecerle al mismo que los cruzó.

jueves, 23 de febrero de 2012

Manías

Yo trato de hablar un lenguaje que entiendas, pero no importa la estación, tú sólo quieres huir cuando te conviene.

Mientras tú me haces llorar, yo te regalo mi amor y mi vida, ¿acaso este es el precio por inspirarme de tus manías?

El tiempo pasa factura y yo quedo con las manos vacías, no sé precisar tu favor en mi vida, si me amarras tan sólo para no volar, y no para estar contigo.

Si me ves a los ojos, hazlo con juicio y sin medida, no me apartes de tu vida cuando he ayudado a cultivar tu corazón.

¿Qué hago con esta loca manía de abrazarte a mi pecho y aceptar tu equipaje entero?

Yo intento olvidarme del mundo y tú sólo buscas atinarme justo al corazón, huir camuflajeado y llevarte todo por delante.

Cuando todo está oscuro es que descubro que entre tú y yo no hay compromiso, mientras tú lo asumes como una puerta eternamente abierta, yo la cierro sin oportunidad.

jueves, 16 de febrero de 2012

A la salida del rincón

Las cicatrices del pasado van formando tejido donde sólo reposaba un vacío, puede ser cuestión de amor o de suerte, tal vez sea que el final del dolor fue el final del recuerdo de la bestia.

Por aquellos que tuvieron tu corazón en sus manos y desde la altura más estrepitosa lo dejaron caer como si fuese culpa de la gravedad, y aún así partieron ilesos, inocentes ante una justicia ciega.

Resuena en el fondo del salón la sonaja de la esperanza, el bocado de infancia que te toca la vida y el alma.

Yo esperaba alcanzar la riqueza por muy difícil que fuese, y la tormenta me enseñó que hay mucho y mucho más importante; lo que se eleva cuando todo va en picada, lo que brilla y te recuerda que no estás muerto, sólo cegado.

Diamantes y zafiros, luego de la inmersión nada es igual, hay un pasaje temporal y un tiempo tan universal como eterno.

Estuve parada, detenida de lado y lado, por tanto, tanto tiempo que sólo cuando encontré al amor, supe que la salida al rincón tenebroso es la luz de mi corazón abierto de par en par.