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sábado, 25 de septiembre de 2010

Vivir de nuevo

Pensando en las cosas que vivo, descubro que he podido dar sin esperar nada, aunque en ocasiones la cuenta salga alta.

Hay tierras que parecen temblar de miedo porque tienen hambre de amor y sed de fe, hay pueblos enterrados en la desesperanza del olvido, parece habérseles borrado de la historia que muchos han renacido de las cenizas y que todos podemos volver a nacer si construimos todo aquello que por dentro se derrumbó.

Existen caminos de recreo, cosas deslumbrantes, mágicas aventuras capaces de alcanzar lo más superior; recuerda bien los sueños con los que creciste y empéñate a lograrlos, ¡todo es posible!

Los ídolos, la ilusión, el baúl de los destellos, te mantienen atada a la persona que eres y que quieres ser.

Tienes que saber que el mundo espera por una persona para empezar a anclar el cambio, las luces alrededor, las lágrimas de las tragedias, por muy terrible que sea, aún hay esperanza y razones por qué luchar, por cuales creer y encender la fuerza más poderosa dentro del corazón.

No necesitas nada más, si la tempestad vino y aún sigues aquí: ¡has que valga la pena vivir de nuevo!

Gracias a ti

De tantas cosas, yo quiero reencontrarme contigo, porque para ti yo no tengo despedidas, no puedo decirte “adiós” porque siento que te dejo.
Tendré tantos sueños y en este tiempo nuevas cosas he vivido, pero yo a ti jamás te olvido.
En ocasiones recuerdo quien fui mientras vivías, las historias que no recuerdo, las imágenes que llevo en el camino, tu ejemplo, tu rostro, tus pasos; aún si fuiste pecador, yo a ti nunca te olvido porque me diste el mejor de los regalos: me enseñaste a amar.
Y eres tú el indicado, mi hombre perfecto, a ti te envió Dios y lo sé, aún puedo cerrar los ojos y verte, puedo sentir tu olor y tu presencia, tengo el corazón repleto de amor gracias a ti.
El carácter, la sonrisa, la sencillez y al mismo tiempo aquella seguridad y presencia, fuiste tal torre de marfil.
Cuando tú luchaste por ti, luchaste por todos y por mí, mientras tanto hoy yo lucho por ti porque tú eres el amor de mi vida.

GRACIAS por haber sido parte de mi vida, por
haberme enseñado el valor del trabajo, de la familia, de la fe y del amor, por ti yo aprendí que vivir es amar a los tuyos, amarlos con el alma y con el cuerpo.









Conmigo siempre, ¡te amo!

Dramática

Como cuando te atraviesan el corazón porque sigue siendo un pecado ser diferente; no les miento, ¡soy dramática! como consecuencia de ser intensa, y pensar que el efecto colateral es escribir de esta forma.
El día venía gris desde el inicio, es haber emprendido un viaje con la ilusión de estar en familia y vivir 12 días con muchísimos menos que nada.
Arde mi corazón, brotan las lágrimas, sigo siendo objeto, la verdad soy experta en tolerar y aún así tan impulsiva como dinamita.

Estoy cansada, estoy encuartada con diversas compañías, estoy exhausta de pelear en bandos, no puedo luchar contra algo más “importante” que yo, algo que me arrebata el aliento y la ilusión de llevar mis amistades a plenitud.
¡Dramática! así juego en esta vida, no soy más que eso, allá el público que juzga y decida si me amarán u odiarán por eso.
El amor no debe saberse, menos sobreentenderse; el amor debe verse y ser tangible como el abrazo necesitado y no como el beso de Judas.
Dramática y me vale gorro su opinión si lo que buscan es achicarme el camino.
Dramática, intensa e impulsiva: conozcan mi tridente, a quien no le guste, lo siento y adiós.