Largo pero rápido, lento, despacio, peor de lo que se imagina, inesperado, ¡oh mi Dios!
Algunos recuerdos están listos para enmarcar, otros deben ser borrados, suprimir toda posibilidad de manchar la buena voluntad, el amor, la luz y la sonrisa que se plantó en tantos momentos y que fue amenazada en cuanto la conciencia apareció, poco a poco lo doloroso fue recortando espacio y reemplazándolo con ausencia.
Entonces hoy quiero mirar al cielo y pedirte una disculpa, pretendo sujetar mis lágrimas, no quiero empañarte y prometo nada lo hará, no de nuevo.
Te recuerdo inevitablemente, siento la presión en mi pecho y aún no me siento mejor, creo que aún estás por ahí y me pregunto si una vez que se deja la tierra verdaderamente se sobrevuela los cielos y desde ahí descubrir verdades y secretos.
No sé si sentirme más tranquila, no quisiera hacerte daño, nunca fue mi intención. Me haces falta.
Y aquí nadie me escucha, no pretendo nada, no creo en apariencias, tal vez ahora las distancias desaparezcan.
Pero de corazón: disculpa.
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