Nadie te dice el costo del amor ni el de la vida, no he visto el libro en el que pueda estudiar las cosas que no entiendo, que parecen empujarme y desorientarme.
Si soy capaz de mirar hacia atrás, lo más probable es que salgan lágrimas de mis ojos, pues a pesar de la superación, no dejo de preocuparme por el camino por venir.
Mucha e infinita es mi fe en Dios, sin embargo mi disgusto con la muerte es tremendo, la injuria del tiempo, la pérdida del brillo en los ojos, la poca atención en la vida de los años y yo, identificándome en cada ángulo con las causas perdidas.
De vez en cuando me he sentido sola aunque pueda sentir la compañía; el valor monetario que posee la salud me enferma, cuando del espíritu ni se acuerdan.
Nadie dice que por ser inmensa, por tener corazón de oro, ni que por ser un ejemplo tendrás una vida sin lucha, a veces al bueno le toca duro, pero confío en el amor y el poder de Dios, sino no estuviese aquí hablándole de ti.
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