Ojalá pudiera llevar conmigo a las personas que amo, hasta a un atardecer en la playa –me dice una amiga. Ojalá, ojalá –digo yo.
Cuánto no diera yo porque los sueños y hasta el más mínimo deseo se hicieran realidad, si realmente bastara con cerrar los ojos y pedirlo con el corazón; si así fuera, no sé que más material tuviera, pero sé que estarían conmigo todos aquellos que hoy habitan en el cielo.
Corazón humilde, condición humana, yo sólo quiero que el amor cuente, que los recuerdos mantengan vivas a las personas, que digamos lo que sentimos, sin necesidad que la muerte se avecine.
Ojalá no sólo las personas que amamos fueran y vinieran con nosotros, ojalá ellos tengan la seguridad de que en nosotros siempre pueden contar, porque siempre son bienvenidos.
Qué fácil resulta llevar consigo a los que se ama y qué difícil es dejarlos ir, saber cuándo soltar su mano, sea como sea, nunca nos dejan porque nunca los dejamos del todo.
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