Si alguna vez te preguntas por qué mi mirada se agua, no me prestes atención, es otra forma de maravillarme.
Es el mismo impulso de tocar tu mano, como la irreverente manía de decirte te quiero, y aún así mantenerme los más distante posible.
No me preguntes por qué o tú resultarás el culpable, ¿acaso no ves? Eres el deseo frenético de mi corazón.
Yo que iba muy quieta en la dinámica de mi camino y de repente me detuve, me detuvo tu mirada y esa manera tuya de pensar y hablar.
Es el mismo impulso de tocar tu mano, como la irreverente manía de decirte te quiero, y aún así mantenerme los más distante posible.
No me preguntes por qué o tú resultarás el culpable, ¿acaso no ves? Eres el deseo frenético de mi corazón.
Yo que iba muy quieta en la dinámica de mi camino y de repente me detuve, me detuvo tu mirada y esa manera tuya de pensar y hablar.
Llegué a pensar que era una pesadilla pero estaba totalmente equivocada, la controversia es que me deslicé y en un segundo perdí la cabeza por ti.
Si tanto quieres preguntarme algo, olvida el por qué y pregúntame cómo, cómo me he olvidado de tus fantasmas y los míos, no había querido afrontar que tal vez estuve equivocada cuando me dije que gastadas estaban mis emociones ya.
Deja por favor de preguntarme por qué te quiero, no ves que nada pasa entre nosotros y aún así te quiero acompañar, cuándo habrá sido que yo empecé a dar vueltas y a creer en esta mezcla colorida entre tu aura y la mía.
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