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viernes, 20 de agosto de 2010

Impulso

Tengo un impulso, quiero tomarle el pulso a la tierra; mientras se acaba la vela, se desprende un iceberg; para cuando quedo a oscuras, se han hecho cenizas cien árboles.
Y llega el dolor del viento, y se eriza la tierra… Como cuando una pluma te hace reír a carcajadas, al igual que la ternura de un beso y el dolor rompe corazón de una muerte; así el pulso de la tierra se pierde…
Como el momento de ver nacer una flor; somos hombres, somos mujeres… Hijos de un amor, hermanos de grandes seres y almas gemelas del que aún está lejos.
La verdad es que el miedo no existe, porque los errores no existen… Los grandes hombres y mujeres no se forman al nacer, sino con las decisiones que toman a lo largo de sus vidas.
Ahora, toma un descanso, une todas las piezas y ¡decide! No te sientes a ver el correr del tiempo… ¡Cómo quisiera ayudarte!; pero sólo tú puedes salir de todo eso… ¡No tienes idea de lo mucho que creo en ti!
Muchas veces gastamos el tiempo en pretender “estar bien”, cuando es tan sublime el cerrar los ojos y salir del agujero… Llorar si es cuestión de llorar; mira mis ojos, ésta es mi forma de afrontar lo que me sucede.
No hay excusas, no hay argumentos de decir “no puedo seguir”, es simple: no pierdas la pasión; si tu corazón está lleno de amor, ¡¿quién es quién para arrebatarte qué?!
No lo dejes pasar… Que tu corazón siga pintado a colores porque aunque te llamen loc@, tú eres quien remienda la tierra y eleva su pulso al mismo tiempo.

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