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jueves, 26 de enero de 2012

Nadie te dice

Nadie te dice el costo del amor ni el de la vida, no he visto el libro en el que pueda estudiar las cosas que no entiendo, que parecen empujarme y desorientarme.

Si soy capaz de mirar hacia atrás, lo más probable es que salgan lágrimas de mis ojos, pues a pesar de la superación, no dejo de preocuparme por el camino por venir.

Mucha e infinita es mi fe en Dios, sin embargo mi disgusto con la muerte es tremendo, la injuria del tiempo, la pérdida del brillo en los ojos, la poca atención en la vida de los años y yo, identificándome en cada ángulo con las causas perdidas.

De vez en cuando me he sentido sola aunque pueda sentir la compañía; el valor monetario que posee la salud me enferma, cuando del espíritu ni se acuerdan.

Nadie dice que por ser inmensa, por tener corazón de oro, ni que por ser un ejemplo tendrás una vida sin lucha, a veces al bueno le toca duro, pero confío en el amor y el poder de Dios, sino no estuviese aquí hablándole de ti.

miércoles, 25 de enero de 2012

Ve y mírame

Si me ves directamente a los ojos podrás ver mi poder, ese que promueve la magia y todo lo que se cultiva en mi pecho.

Cuántos procesos de renovación mientras el tiempo parece detenerse, puedo mientras las agujas se detienen sostener las mentiras y romperlas con mis manos.

Porque gracias a lo vivido hoy soy guerrera y nunca más cobarde, por el viento de la esperanza mis heridas no sangran, soy como el fénix desde que cerré la puerta de los malos hábitos, de los intereses y de la gente asesina de sueños.

Sólo hasta que caí, comprendí que eres tu propio impulso, que desde arriba todo cambia de color, que tus pulmones respiran de verdad, sin miedo de explotar como globo cerca de la luz.

Hoy sé que hasta el invierno más bárbaro termina por ceder, porque sólo la fuerza del espíritu divino sostiene el cielo por encima de tu cabeza.

Si quieres conocer mi alma, toma mis manos y luego mírame con amor, ahí tendrás todo lo que soy.

lunes, 23 de enero de 2012

Las cosas que te digo al oído

De las cosas que guardan en el interior de mi corazón, casi todas parecen venidas de la ciudad bendita, durmiendo en completa serenidad mientras el alrededor arde en potencia.

Lo que voy superando, lo que engrandece mi espíritu, voy y lo susurro a tu oído como si nunca antes lo hubiese hecho, y es que en soledad o compañía tengo un arma que me renueva todos los días.

Saber estar en soledad sin ser solitario, desde el comienzo has estado ahí para encender el fuego dentro de mí, por eso cuando parezco aguerrida, me acerco despacio y te cuento el amor al oído.

Por eso no cuento mis fracasos, porque de ellos me alimento, sacar lo mejor y de ahí hacia adelante; nunca entregarme a Confucio a pesar de la similitud, mi coraje reformulado corresponde al hambre de mis sueños.

Mi ovación se viene con el amor, cuando la fe me arropa y mi boca se va hasta tu oído para hacerte confidente y compañero, para comprimir tu huella en este caprichoso caminar.

De modo que al final, arriba o abajo, cerca o lejos, lo que cuenta es todo el amor y todas aquellas cosas que te dije al oído.

viernes, 13 de enero de 2012

Por siempre

Se vienen los pensamientos, esos desniveles que intentan hacerse remordimientos porque aunque uno lo piensa y lo propone, en verdad nunca terminamos viviendo diciendo lo que pensamos y sentimos.

La muerte siempre me hace jugarretas y yo ¿qué hago? He tratado de ser fiel, de vivir con un buen corazón pero siempre hay algo que te gana la partida: el estudio, las responsabilidades, la edad, la absurda “madurez” que parece querer cambiarte las prioridades o por lo menos te llena de tonterías.

Las cosas que siempre han estado en tu corazón, aunque los demás lo pongan en duda, tú siempre lo has sabido, las cosas, los sucesos, los recuerdos encajados para siempre en el lugar más importante porque jamás serás de piedra aunque ya no seas la de antes.

Siento pesar pero no puedo morir, la muerte sólo se lleva el cuerpo, el alma perdura, así mismo lo que sentimos sobrevive porque mantenemos vivo a aquel que ha partido, porque una vez que somos familia, se es familia para siempre.

viernes, 6 de enero de 2012

Llevar consigo

Ojalá pudiera llevar conmigo a las personas que amo, hasta a un atardecer en la playa –me dice una amiga. Ojalá, ojalá –digo yo.

Cuánto no diera yo porque los sueños y hasta el más mínimo deseo se hicieran realidad, si realmente bastara con cerrar los ojos y pedirlo con el corazón; si así fuera, no sé que más material tuviera, pero sé que estarían conmigo todos aquellos que hoy habitan en el cielo.

Corazón humilde, condición humana, yo sólo quiero que el amor cuente, que los recuerdos mantengan vivas a las personas, que digamos lo que sentimos, sin necesidad que la muerte se avecine.

Ojalá no sólo las personas que amamos fueran y vinieran con nosotros, ojalá ellos tengan la seguridad de que en nosotros siempre pueden contar, porque siempre son bienvenidos.

Qué fácil resulta llevar consigo a los que se ama y qué difícil es dejarlos ir, saber cuándo soltar su mano, sea como sea, nunca nos dejan porque nunca los dejamos del todo.

miércoles, 4 de enero de 2012

Dios siempre se encarga de hacer maravillas en la tierra, a través de las personas que parecen ser ángeles y que por su gran corazón están más cerca del cielo que de la tierra.

Personas que son muchos seres dentro de un mismo cuerpo, que son hijas, hermanas, tías, amigas y madres, porque están por amor y no por obligación, porque nos recuerdan continuamente que la bondad existe y hace del mundo un mejor lugar.

No existe entonces detalle pequeño si éste es capaz de acercarnos a Dios, que dicha y que honor haber sido testigos de una vida llena de detalles.

Que la muerte no opaque la sonrisa, que la fe y el amor colmen el vacío y que la vida se mantenga a través de los recuerdos, para hacerla grande y nuestra por siempre a pesar de la ausencia.

 

Porque esto no es una despedida sino un hasta luego, te amaremos y querremos por siempre Lilia.

martes, 3 de enero de 2012

En deuda

No sabía yo que estábamos contra el reloj, que los precoces instintos debían ser escuchados porque Dios tiene los planes de cada uno bien definidos aunque no sean de nuestro conocimiento.

No sé ya si fue casualidad o netamente obrar de Dios que pese a la intención de visita, el tiempo hizo una jugarreta y cada una tomó un camino, yo me fui al encuentro con mi mar amado sin saber que tú te ibas esa noche al encuentro con Dios Padre.

No puedo evitar recordar las ausencias, los cambios, las cosas no dichas, pero también aparto la pesadez para traer hasta aquí los tiempos mágicos donde la conciencia no jugaba ningún papel, donde aprendí a encontrar en ti a muchas personas a la vez.

No siempre las cosas permanecen igual, sin embargo quiero decir que dentro de mi corazón nada nunca cambió ni cambiará, porque fue tanto lo que me diste, que siempre estaré en deuda.