Me he visto atrapada en medio de aquel deseo de seguir adelante, de tener una sed eterna de no rendirme; mirar hacia el cielo y saber que darme por vencida no es una opción, mi corazón está lleno del poderío que sólo otorga la fe.
Se siente el amor de estar enamorada de la vida, pasar por atrevida, ingenua y suspicaz, no tengo problema con que me separen del montón, sé que todos somos distintos, que la vida es relación: con Dios, nuestro mundo, el alrededor, con nosotros mismos; el hechizo de la chocante energía en nuestro interior cuando hacemos conexión.
Arriba el deseo desenfrenado de proclamar la libertad eterna, unidos de nuevo sobran los motivos para la gran fiesta.
Aquello que nunca has visto y aún así siempre te acompaña como la brisa, para unos vale nada y para otros nada se compara.
No entender y aún así sonreír, no por vergüenza sino porque sabes que la oportunidad volverá, porque anhelas la lluvia esperanzadora que te trae a flote las voces del concejal de tu obrar.
Entender y no olvidar, que cuando cesan los conflictos internos se halla salida a los que tenemos con el resto del mundo y el fin de la injusticia es inminente.
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