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miércoles, 19 de enero de 2011

No entendía

Cuando te vi, no entendí tanta magia y mística, un híbrido de luz, como ver al sol directo con los ojos.

No entendí la necesidad de no conformarme, de sumergirme en esa loca idea de saberlo todo de ti.

Un día entendí que yo nací para esto, para siempre buscar más, conocerme más de lo que veo al espejo, sé que existo porque tú me creaste.

Ahora necesito saber de ti, que me arropes, entregarte mi vida y enseñar que eso no me lleva al monasterio ni a clavarme en la Iglesia.

Siento una sed de conocerte a través de la gente, del mundo, de la música y de las letras; tú estás en cualquier lugar sin importar.

Y sí, sé que hay más que la caridad de los que le sobra, hay bondad del que da la mitad de lo único que tiene, creo en aquellos que te encuentran y logran darte más a punta del día a día.

Hace años era una niña, mi corazón joven no había abierto la caja de pandora: la que guarda los secretos del mundo, la tempestad y las glorias diarias.

Antes no entendí que en el otro estabas tú, que los ángeles tocan mi vida a cada rato; antes no entendía que literalmente tú lo eres todo.


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