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miércoles, 7 de noviembre de 2012

¿Pólvora o semilla?

¿Qué sucede con las lágrimas que caen al suelo? ¿Se convertirán en pólvora o en semilla?

Ojalá pudieran acumularse así tendría un arrecife sólo para mí, con delfines y estrellas de mar, para mí, para mí.

Así habría un propósito aún mayor, ni una lágrima sería en vano, así otro me haga llorar, el provecho sería sólo mío.

Pensar que son semillas es un arma de doble filo, no busco martirizarme, sólo me gusta vivir sin derroche, vivir con la opción de ofrecerle a mi cuerpo un volcán de sentimientos.

Sin embargo pensar que las lágrimas se transforman en pólvora no es ni tan desquiciado, ese sería claramente el causal de tantas guerras, cuerpos que terminan sin vida propiciados por corazones desgarrados.

Lágrimas benditas, lágrimas oscuras, sea como sea, perpetuan el camino a recorrer, cabalgando en senderos profundos con sabor a tierra, con olor a libertad, con un poder reclutador intangible.

Ojalá sean semilla, así crecerán árboles esperanzadores y se arrancará la maleza necesaria, de esa manera se podrá dar sombra a las muchas fosas hechas a punta de pólvora.


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