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viernes, 1 de junio de 2012

Adiós luz que te apagaste

Esa mezcla entre rabia y melancolía, aquella transformación casi obtusa, todo lo planeado, lo (mal) esperado, lo que se veía venir y ¡bam! nada es lo que parece.

Aquella esperanza en las cosas en las que no tenemos control y empeñamos hasta el alma… Saber por experiencia y no por inercia, que todo va y viene, la estación que queda vacía se llenará con el retorno de otro tren; saber valorar sin aferrarse: seguir adelante.

Si existe un bien mal, ¿hay un mal bien? Son cosas que sólo le vienen a la mente de un retro-espectador y por eso hay pocos cuerdos y muchos locos.

No tengas miedo, el miedo acorta la vida, no vivas midiendo a nadie para que la vara hacia ti sea inerte y por favor, aprende a quitarle el peso a las cosas y a las personas, todos somos libres, seres estacionados bajo la fuerza de la gravedad.

Si observar es el uso de los cinco sentidos, ¿el ciego no observa? ¿Qué pasa con el sordo y el mudo? La luz es relativa sino que nos pregunten a nosotros los venezolanos, podemos estar sin luz pero jamás a oscuras.

Por eso, ¡qué importa! Adiós luz que te apagaste.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. 'saber valorar sin aferrarse: seguir adelante.'
    Es algo difícil pero admirable en quien posea esa cualidad.
    El último párrafo es una gran lección. Observar no es ver, no no.

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