Tendida en una superficie holística, comienzo a anhelar los detalles, las pequeñas cosas que no tocamos ni dejamos que nos rocen porque vivimos sumergidos en un ciclón de tiempo, tratando atajar la riqueza, los objetos que podemos llevar a cuestas.
¡Qué ganas¡ Las que tengo de sujetarme a los brazos una vez brindados en abrazos, ponerme a recolectar los besos que me dieron y aquellos con os que me quedé con las ganas.
Muchos creen que el calentamiento global se nos viene por tanta tala y quema de árboles, pero ahí es cuando me pregunto: y el centenar de corazones mutilados ¿qué?
Muchos con aires de grandeza inequívocamente, casi tantos como los que se creen inferiores, si supieran que somos tan sólo trazos, que existe mucho, pero mucho más allá de lo conocido, tanto qué explorar, el temible auto-conocimiento, la confrontación amorosa, el crecimiento espiritual.
El gran dilema no ha de ser: ser o no ser; sino ¿quiero ser algo inerte o alguien activo?
Cuando respondamos eso, seremos capaz de detener desde el calentamiento global hasta la guerra, porque seremos la molécula de cambio.
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