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jueves, 8 de diciembre de 2011

Celebrar la razón

Es un lugar que da miedo, que asusta, puede incluso acompañarse oscuridad y aún sin entenderlo no gritas, algo te dice que es mejor tomarlo con calma.

Cuán errados cuando intentamos incursar con el cambio desde el exterior, primero se cambia el interior y ahí el mundo cambia, verás como el alrededor pasa de ser el lugar más atemorizante al aposento cálido.

Otra voz me mandaba a callar, parecía una conciencia ebria, adicta a mis malos juicios, los perjuicios; de repente una sacudida en medio del desorden.

Hoy me llega una razón para celebrar que hay un titiriteo al fondo, que la luz penetra, que el miedo a limitarse se manda a volar.

Porque con todo y los defectos, y las veces que eché a llorar, nunca ha sido suficiente para callar al corazón.

Un montón de cosas haciendo bulto en el sueño, haciendo duro el camino, si la idea es estropearme el sendero ¡qué pérdida de tiempo!

Yo continúo mirando directo al corazón y no a la imagen impresa para engañar; yo sigo creyendo y celebrando que en un salón relleno, conseguí lo que no buscaba y valoro tener: un amuleto y una razón para seguir creyendo, para apagar la ebria y adicta conciencia.

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