Pueden escribirse cosas fantásticas pero qué desafío es vivir aquellos pasajes que quedan tallados en el corazón, los destellos que enamoran de la vida, como un momento inolvidable, como un hecho sin precedente.
En medio del valle de los recuerdos, tu imagen permanece intocable como aquella fuerza extrapolar que me hace tocarte aunque no estemos cerca, es hoy cuando vivo al día y ¡qué felicidad! Puedo vivirte y crear la nueva marea de sueños, aquellos hechos inmortales que parafrasean cosquillas para el corazón.
Descifrar aquel misterio milenario de que cuando compartimos nos hacemos más, como el principio de vida donde la verdadera riqueza del hombre no llega con el pescado sino con aprender a pescar.
Yace dormida en aquella planicie toda la fuerza del corazón aguerrido, donde restar en ocasiones resulta sumando el vigor, el respiro y la vida que a veces parece fallar.
Cuando todo parece igual, nos damos cuenta que todo es único, que no hay gracia en volar si no sabes caminar, que no hay riqueza sino es el amor el que ocupa aquella diminuta rejilla entre la cordura y la locura.
Justo cuando se paraliza el mundo, cuando aterriza la abrumadora incertidumbre, se escucha la voz, se siente aquel abrazo que te acompaña hasta recordar que todo estará bien.
Que el amor hace fiesta en la vida.
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