Este reloj nunca había dado una hora tan exacta: respiro, mi corazón late ¡estoy viva!
Aún no se cómo, pero podré superar lo que venga y es que ¡qué importa!, mira hasta donde he llegado.
Se siente incluso gracioso, todo por lo que lloré en las noches, a veces me hace reír en las mañanas, de todo el mundo me toca a mí y ni siquiera estoy sola para poder decir que resulta aburrido.
¿Mantener el ritmo? Yo soy mi propio swing, yo lo disfruto a cortos o largos pasos, como quiera que venga a partir de ahí saldré adelante, lo sé.
Si después de tantos años no puedo desarticularme el corazón ¿por qué ejercer resistencia? A diferencia de perder, es mucho lo que puedo ganar.
Todos esos episodios que me hicieron mantener despierta, desde aquí todo se ve igual, nada me perturba nunca más.
Ahora que nada me pesa, me doy cuenta que todo ha contado, los años van pasando y mi corazón se va cargando, el compromiso va compitiendo con mis ganas de ser mejor.
Y es que nadie sabe lo que se pierde hasta que descubre qué merece, nadie es tan feliz hasta el instante que sabe que con cada día se hace más valioso porque tiene chance de vivir y alcanzar las maravillas.