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viernes, 22 de octubre de 2010

Manos al aire

Mírame a los ojos, toca mi espalda, revisa mis bolsillos, ¡estoy completamente desarmada!

Estoy cansada de aparentar indiferencia, y si bien es cierto que no sé lo que pase mañana, en el hoy estoy sentada en primera fila y me siento abaleada, profundamente herida por la barrida que vive el corazón del hombre, cobrándole al mundo lo innegociable, quitándole la vida a quien sólo tiene eso.

Ahora veo alrededor e intento controlar mi cólera, la gente corre sin frenos pensando que se acaba el mundo, preocupados por el mañana, y yo acá sin procesar ni entender cómo gastan su tiempo sacando el dinero, contando las ganancias; entiendo al hombre que se cree rico por el dinero en su cuenta, pero mira cómo piensan en mañana cuando es hoy que la tierra se abre en dos.

¡Manos al aire! El mayor tesoro es aquel que no se toca, que se percibe con el alma; la verdadera batalla no se gana a punta de espada; ¡manos al aire! Cuando te invade el espíritu de Dios, cuando se forme la escudería del corazón.


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