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domingo, 31 de octubre de 2010

Si la humanidad supiera...

Si la gente supiera que el alma es capaz de entender todas las lenguas existentes aunque no la escuchen, porque Dios nos dio el don…

¿Cómo sería el mundo de saber que el alma puede hablar el idioma universal?

Si dejaran de lado las distracciones, si siguieran el ritmo de una danza árabe o se perdieran en el arte de la escritura japonesa…

El misterio reposa en el sello de nuestra alma, en el testamento de nuestra mirada; es el mismo viento el que roza nuestro rostro, es la misma luna que arropa nuestra noche y cuida nuestros sueños.

Van cientos de años y seguimos en los libros, en el laboratorio y en el computador buscando un no sé qué, como si eso fuese el componente verdadero de la materia; todo esto mientras que la magia sigue rondando y nosotros sin dejar que el Espíritu nos habite; todo esto sin saber que sólo cuando nos definimos como entidades somos parte de una totalidad más grande que el universo.

Somos sol y luna, una parte de nosotros reside en el mar y otro poco en la tierra, la misma que cansados estamos de pisar y aún así no dejamos huella.

Somos caminantes, guerreros de espada y templos de luz…

No hay que olvidar que para hacer de este mundo el mejor lugar, sólo basta la fe, el coraje que llega y la razón que se aleja, la divinidad que nos invade sólo cuando somos fuente y nos conseguimos en el otro, cuando conquistamos el espacio, el manantial nos posee y lo dibujamos como un hecho tan claro, como el mismo amor…

NUNCA es tarde... Permítanme hacer una confesión: he aprendido que somos en la medida que creamos en ello; concédanme un minuto para decirles aquello que he descubierto: TODOS somos príncipes y princesas, todos sin ser más que nadie, tenemos el poder de cambiar la historia y darle calor a las noches, porque el don reside en nuestro corazón...

Ahora abre bien los ojos, la razón para seguir está ahí, mira en tu interior, si la fe mueve montañas... ¡El amor cambia al mundo! Te aseguro que de la noche a la mañana, todo estará mejor aunque sea un poco.

A ti que te ofreces de instrumento, a ti que emanas el Espíritu Divino, a ti Guerrero de la Luz… No abandones nunca la batalla, el mundo guarda un tesoro, Dios nunca te deja solo, porque ¡Él te ama desde hace un sin fin de años!


Para V.C.R.V. quien me ha enseñado que dentro de nosotros está lo mejor.

Mi oración contigo.

Hombres en el mundo y ninguno como él


Hay historias con hombres y hombres con historias, hombres cuya grandeza ha de ser medida en su nobleza, en la familia forjada y en los amigos cosechados.

Hay hombres destinados con un gran corazón desde antes de nacer, porque corren por sus venas sangre de padres de lujo.

Hay hombres novedosos, de mente brillante y pensante, que no se opacan tras su carácter; hay hombres que nacen para marcar la vida de quien tocan.

Hay hombres que se enfrentan a batallas inimaginables y sufren pérdidas que atentan contra el corazón y que aún tras todo pronóstico su escudo han de sacar para no cesar la vida.

Y sí, hay hombres cuyas tempestades parecen crear miedo, pero por su parte siembran un refuerzo de fe; hay hombres que batallan todos los días por la vida y por las personas que albergan su amor.

Hay hombres que renacen de las cenizas para ser mejores hombres, hay hombres que se van acercando poco a poco al cielo.

Hay hombres cuyo odio separan al mundo y hay hombres cuyo amor unen familias.

Hay hombres de mundo… Y en el mundo no habrá un hombre como él.


Para I.R.F.D. que en la eternidad de Dios nos esperes.

viernes, 22 de octubre de 2010

Manos al aire

Mírame a los ojos, toca mi espalda, revisa mis bolsillos, ¡estoy completamente desarmada!

Estoy cansada de aparentar indiferencia, y si bien es cierto que no sé lo que pase mañana, en el hoy estoy sentada en primera fila y me siento abaleada, profundamente herida por la barrida que vive el corazón del hombre, cobrándole al mundo lo innegociable, quitándole la vida a quien sólo tiene eso.

Ahora veo alrededor e intento controlar mi cólera, la gente corre sin frenos pensando que se acaba el mundo, preocupados por el mañana, y yo acá sin procesar ni entender cómo gastan su tiempo sacando el dinero, contando las ganancias; entiendo al hombre que se cree rico por el dinero en su cuenta, pero mira cómo piensan en mañana cuando es hoy que la tierra se abre en dos.

¡Manos al aire! El mayor tesoro es aquel que no se toca, que se percibe con el alma; la verdadera batalla no se gana a punta de espada; ¡manos al aire! Cuando te invade el espíritu de Dios, cuando se forme la escudería del corazón.


martes, 12 de octubre de 2010

Cambio

Hoy escuché: “es tan bueno despedirnos como conocernos”, ¡wow! Que resonancia la que va capitalizando mis palabras; un trago por lo bueno, una lágrima por aquello malo.

Mucho ha cambiado en lo retórico de mi corazón, a veces muy tonta por esperar “algo” de los demás, desde siempre he estado un tanto equivocada.

Hablemos del cambio: es posible, pero sólo cuando sucede por las ganas de crecer, por propio mérito, por cuestión de renovar lo mejor que hay en nosotros, pues el cambio en función a otros aunque probable, consiste en ser ¡el error más garrafal! Ya que al final del camino cuando el peso de aquella cruz sea demasiado, entonces el verdugo será ese “alguien” que nos inspiró a llevar a cabo semejante locura.

Los sucesos son en su inicio un blanco en nuestra mente, ¡bárbaros aquellos que se la pasan llenando de barro lo que pudieran ser los pensamientos más grandes de la humanidad!

Renovar, modificar, cambiar, es a la larga una petición del tiempo, mejorar nuestro espíritu y embellecer nuestra presencia, por más que evitemos, a pesar de la huida, el cambio toca a nuestras puertas y es arrebatador: para bien o para mal.

El pasado es imborrable, es la data de tu historia, pero es posible despedirse, ni el peor de los pecados debe ser ancla si estás dispuesto a empeñar tu voluntad a ser una persona totalmente renovada.

Entonces si al final del día, a pesar de los contras, la puerta de tu reveladora salvación es el cambio, pues: ¡CAMBIA!

martes, 5 de octubre de 2010

Cuando llueve

Cuando llueve a cántaros va subiendo mi frecuencia cardíaca. Al fondo se escucha la música que parece salirse del equipo de sonido e intenta cursar en mi cuerpo.
Parece que gané el concurso y ahora tengo un cupón de baile sin vencimiento, mi pregunta es: ¿vale por parejo?
Este invierno de lluvia me eriza la piel, me da poderes para esquivar los errores aunque no tenga claras las cosas, de vez en cuando me llegan amenazas de acabar con todo, pero qué se yo, ¡yo no creo fácilmente en habladurías!

Es el goteo, es la letra musical lo que me transporta a aquel espacio donde habitamos juntos, donde cultivamos un jardín de alegría, donde los colores le cierran las puertas al negro.
Puede que no sea correcto, pero me resulta muy fácil esto de soñar, aún cuando te fuiste, me quedé soñando con tu regreso.
Van más de 2 horas, ya me dejé llevar y debajo de la lluvia fui a parar, porque sé que no es correcto dejar la vida pasar sin optar por los sueños, sin participar en un show de locura o cantar a todo pulmón.
Cada vez que llueve se inunda mi ciudad, pero cuando llueve recuerdo que el amor de Dios se manifiesta en cada rincón a cada hora.