Llegas sin advertir que sólo basta con mirarte para dejar el corazón prendado.
Una vida colmada de Dios, cuna donde reposa el milagro del amor, la magia que te toca y no para de hacerte mejor.
Se trata de la princesa, la pequeña cargada de luz que vino para recordarnos que Dios dice amén a lo que soñamos con el corazón.
Eres la flor que se abre en esplendor, la ternura que nos suaviza el corazón.
Me haces tener la convicción de sujetarte de la mano y no dejarte caer jamás, acompañarte en cada tramo, ser tu amiga por siempre.
Sólo por alguien como tú se elevan los cantos angelicales y el color de las aves, eres la serenidad y la compañía que hace brillar todo a su alrededor.
Cómo saber lo que esconderá tu corazón si ha de ser un rincón mágico, un lugar para reposar feliz.
Duerme y sonríe, sueña y no te detengas en tu andar, muchos nos mantendremos vigilantes y cercanos a tu corazón de ángel.
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