¡Repetibles jamás!
Llegan los que parecen humanos y realmente son marcianos, llegan cargados de colores, de manos extendidas, miradas que parecen reconocerse a kilómetros de distancia, llegan colmadas de vida de buena calidad.
Esa vida bonita, para nada perfecta, la vida sinónimo de aire fresco, de milagros a primera hora, como si todos los días fueran de cumpleaños; una vida que regala más vida.
Se trata de la esencia de donde se inspiró Dios; se trata de nosotros. De sabernos estupendos, super dotados, enviados al mundo con un libreto y un bolígrafo para tachar y reescribir.
Para aclarar: estamos en esta vida para ¡REENCONTRARNOS!
Conmigo, con ella, con él, con vos mismo.
¿Ves mi sonrisa? Eso es por ustedes.
La vida nos trae continuamente para arriba y para abajo, en una eterna búsqueda.
El hogar no es sólo un lugar, también sos vos, son ustedes.
Toca repasarnos los códigos de ética y de lealtad porque mira cuánta fidelidad y no porque me deba a ustedes sino que ¡qué fácil es apoyarse en ustedes!
Y sé que esto no pasa todos los días, los lazos que nos unen y nos hacen mejores personas, qué bonito sería que las personas en el mundo pudieran inspirar versos y dedicarse canciones porque te digo, qué bonito es decir: ellos son mis amigos.
Entoces ni que conozca a Jordan o a Juana la Iguana en persona, ¡ustedes son irrepetibles!
Vengan y vamos a tomar, recorramos las plazas y participemos en los matrimonios; que abunden los sueños, las letras y las fotografías.
Pero sobre todo, que el triángulo sea el nuevo infinito y persista en el tiempo.
¡Gracias por la vida amigos míos!
Los quiero como se quiere a un buen libro.